¿Tiene el cristianismo algo positivo y original que decir acerca del mundo de la naturaleza o, por el contrario -como han afirmado muchos-, justifica nuestra despiadada explotación de los recursos medioambientales? Se ha solidado acusar a la tradición judeo-cristiana de alentar la dominación del hombre sobre el resto de la creación, de concebir la naturaleza como "caída" y profana y de considerar la salvación individual como lo único verdaderamente importante.
Observando lo que la Biblia dice realmente sobre estos temas y examinando las tradiciones de los Padres de la Iglesia, de la Ortodoxia oriental y de la espiritualidad medieval, Ian Bradley muestra cómo el cristianismo es, de hecho, una auténtica fe "verde" que ha sido deformada por influencias ajenas a ella y por el implacable egoísmo de la especie humana.
Valiéndose de una serie de intuiciones derivadas de la ciencia moderna -la física cuántica, la nueva biología, la teología dinamicista...-, este libro trata de rescatar el "verdor" del cristianismo, describiendo a Dios como el Creador que cuida y sustenta en su ser a todas sus criaturas, y a Jesús como el Cristo cósmico.
Ian Bradley, ministro de la Iglesia de Escocia, es muy conocido en Irlanda por sus escritos y por sus colaboraciones radiofónicas.