Si su empresa o negocio ha tenido que cerrar por culpa de un virus, o su reputación profesional ha quedado casi arruinada por una mala protección de su red informática, o está pagando abultadas indemnizaciones por las imprudencias de sus empleados en Internet o ha perdido a la mayoría de sus clientes porque un escape de agua ha dejado inservibles los ordenadores en los que guardaba su contabilidad, entonces no es necesario que lea este libro. Es demasiado tarde. Pero si usted es un empresario o profesional que maneja con asiduidad equipos informáticos, entonces no puede dejar de leerlo, porque todas esas cosas y, muchas más, suceden.