En esa extraordinaria época que llamamos el "Siglo de las Luces", Marivaux (1688-1763) fue el más grande autor dramático francés, que renovó y ensanchó el género de la comedia, tanto en el fondo como en la forma. Novelista, cronista y dramaturgo, con humor, distancia y lucidez, supo crear un teatro que habla de libertad, defiende el "feminismo" naciente y subraya las ambigüedades del amor. Analiza los extraños recovecos del alma, del espíritu y de los sentimientos e imagina utopías sobre
la organización social y política pertinentes
y vigentes a lo largo del tiempo.
En «Las falsas confidencias» la acción progresa a través del lenguaje. Las palabras son los propios sentimientos, aunque a menudo lo que se dice no sea lo que quiere decirse. Marivaux, a través de los juegos de palabras, las metáforas hiladas, los dobles y triples sentidos, el léxico humorístico en sus variedades semánticas, escribe con ligereza y delicadeza sobre los entresijos del alma humana y sus condiciones sociales. Sus personajes, manejados por el maquiavélico Dubois, juegan a enamorarse, a descubrir la verdad de sus corazones a través de una serie de pruebas en permanente conflicto entre el deber y el placer.