Zygmunt Krasinski conforma junto con Adam Mickiewicz y Juliusz Slowacki la tríada romántica de la literatura polaca, considerada en Polonia la cumbre de su literatura. Autor de poesía lírica, diversas composiciones poéticas extensas, novelas históricas, ensayos breves y miles de cartas a amigos, amantes y familiares es, sin embargo, la universalidad estética e ideológica de que goza «La no Divina Comedia» lo que le ha convertido en un referente de la literatura polaca.
«La no Divina Comedia» es una obra sobre el porvenir de la humanidad. A lo largo de la obra, Krasinski presenta su convicción de que el orden moral ha de imperar en todas las esferas de la vida humana y que esta es la clave para rescatar al hombre de la decadencia moral, de la ruina de la ideología y del desengaño afectivo que imperan en la sociedad. «La no Divina Comedia», sin renunciar a los trasuntos nacionales polacos, se articula como una obra de indiscutible carácter universal, un drama en el que se reconoce el eterno problema de la triple relación de oposición que el hombre mantiene frente a la inteligencia (la creación artística), frente al propio hombre (el enfrentamiento político e ideológico del poder) y frente a Dios (creador supremo y último poder).