El desgraciado Tatàno no había dejado de pavonearse de la suerte que le había llovido en el plato: en la barriga de una sabrosa chopa había encontrado un anillo antiguo demasiado valioso para alguien tan pobre como él... Y a Efisio Marini, que se tropieza con el cadáver destripado de tatàno, no le cuesta mucho deducir que lo han asesinado para apoderarse de su tesoro. Pero la historia no puede acabar ahí. Efisio sólo tiene diecinueve años y su destino parece estar marcado ya por ese afán de clasificar los acontecimientos y de comprender sus causas. Decidido a llevar hasta el final sus indagaciones, el muchacho pone en juego bastante más que su propio ingenio. Al ampliar sus investigaciones, también él cambia de piel, se convierte en adulto, y lo que descubre siguiendo su camino –nuevos asesinatos, un loco plan criminal de implicaciones políticas y, al final, el triunfo de una forma de justicia tan implacable como anómala– son otras tantas etapas de una sufrida trayectoria de crecimiento.