Si las matemáticas y la ciencia ocuparan el puesto de la religión y la superstición en las escuelas primarias y secundarias, el mundo se convertiría en un lugar más sensato, y la vida más digna de ser vivida. Que cada uno aporte, pues, su contribución, grande o pequeña, para que esto suceda, para mayor gloria del Espíritu Humano.El matemático impertinente es una especie de este tipo, caracterizada por el hecho de no pertenecer, no porque haya tomado partido, o por fe coagulada, sino por motivos tomados en préstamo de la más pura racionalidad existente las matemáticas. Y la encarnación del matemático impertinente es Piergiorgio Odifreddi, cuyas intervenciones periodísticas, radiofónicas y televisivas desde hace algunos años gotean sobre la piedra de la que están hechos algunos cabezotas y se espera que contribuyan, quién sabe, a mellarla.