En el verano de 1944, en Auschwitz, el futuro gran escritor Primo Levi conoce a Jean Samuel, un joven judío alsaciano, deportado como él, y enfrentado a lo indecible. Por afecto, le pone el sobrenombre de Pikolo. Tres años más tarde, en su obra maestra Si esto es un hombre, Primo Levi hacía de Pikolo un personaje mítico, encarnación de la dignidad preservada en el horror, de la humanidad que nada puede destruir.
Testigo olvidado, héroe discreto, Jean Samuel es un superviviente que durante mucho tiempo mantuvo en secreto sus heridas. Después de más de sesenta años de silencio, cuenta en estas páginas sus recuerdos del campo de concentración, el encuentro con Primo Levi, los momentos excepcionales que vivieron juntos, la «marcha de la muerte», lo que significó seguir la vida después de Auschwitz y el reencuentro con el escritor italiano, con quien mantuvo una amistad casi milagrosa.
Además, Jean Samuel da a conocer en este libro las cartas que Primo Levi y él intercambiaron: espontáneas, profundas, conmovedoras, como si hubieran sido escritas para ser leídas por otros, además de ellos dos, que compartían las imágenes imborrables del infierno.
«La amistad que nos une es algo muy desconcertante y único.»
(Primo Levi a Jean Samuel, 24 de mayo de 1946)
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