Los grandes avances tecnológicos de nuestro tiempo -ordenadores y sintetizadores- o la perfección técnica que alcanzan las grabaciones, con todas sus ventajas, pueden tender a convertir una interpretación musical en una mera ejecución, muy perfecta pero aséptica, fría, sin alma. Monique Deschaussées, pedagoga de reputación internacional, penetra en el misterio de una partitura, y propone al intérprete un itinerario humano, filosófico y artístico, exigente y luminoso, a la hora de situarse ante la partitura, ante el compositor y, quizá sobre todo, ante sí mismo. La autora invita a descubrir la música en su realidad orgánica, como algo vivo, frente a interpretaciones rutinarias que parecen obviar que este arte tiene corazón. Monique Deschaussées obtuvo desde muy joven los máximos premios en sus estudios de piano. Trabajó con Lazare-Lévy, y luego con dos de los más importantes maestros de su época: Alfred Cortot y Edwin Fischer. Inició pronto su carrera de concertista. A partir de 1957 se orientó hacia la pedagogía, campo en el que ha logrado realizar una síntesis de sus investigaciones en los planos musical y humano. Enseñó en la Escuela Normal de Música y en el Conservatorio Europeo de Música de París hasta 1977. Ha impartido cursos, ciclos de pedagogía y conferencias en numerosos países de Europa y América, y ha formado parte de jurados en concursos internacionales.