Ciento cincuenta años casi ininterrumpidos de intensa inmigración han convertido a la sociedad vasca en un laboratorio social excepcional, en el que pueden analizarse los problemas de la vida cotidiana originados por la convivencia de grupos sociales caracterizados por un fuerte grado de heterogeneidad socioeconómica, lo mismo que socio-ideológica. La población inmigrante al País Vasco no puede identificarse como un conjunto homogéneo de labradores, erradicados de sus terruños, ignorantes, aislados y abandonados a su propia suerte sin más norte que la absorción por asimilación o la marginación por soledad estructural. Los censos, los datos de un sondeo a más de ocho mil personas, así como los resultados de una encuesta específica sobre los problemas de la convivencia ciudadana, constituyen la base informativa de esta exhaustiva y documentada investigación.