El 16 de octubre de 1998, el general Augusto Pinochet fue detenido en Londres, acusado de crímenes contra la humanidad por el juez español Baltasar Garzón. Durante los dieciséis meses que duró su arresto, el caso se convirtió en la cause célèbre más importante de finales del siglo XX, conocía mil peripecias judiciales y provocaba encendidos debates en España, Chile, el Reino Unido y el resto del mundo. Sin embargo, un detalle llenaba de extrañeza tanto a partidarios como a detractores del ex dictador chileno: con el prestigioso sistema médico del ejército chileno a su entera disposición, ¿por qué viajó hasta una clínica de Londres para una operación menor?
Esa misma pregunta se planteó el periodista británico Andy Beckett y, al buscar la respuesta, descubrió la fascinante historia que une a Chile y al Reino Unido desde comienzos del siglo XIX, época en que uno de los héroes de la liberación de Chile fue, precisamente, un capitán escocés llamado Thomas Cochrane. Con él comienza una extraordinaria galería de personajes: excéntricos magnates victorianos, izquierdistas británicos fascinados por Allende, conservadores del establishment que vieron en Pinochet un modelo, asesores compartidos por Margaret Thatcher y por el dictador, huelguistas escoceses solidarios con Chile, o refugiados chilenos viviendo la dura realidad del exilio. Todos ellos, presa de encontrados sentimientos de atracción y repulsa, de envidia y admiración, explican a la perfección las relaciones entre Chile y el Reino Unido, entre Europa e Hispanoamérica, y representan la única respuesta a la pregunta: ¿qué hacía, una lluviosa tarde de 1998, Pinochet en Piccadilly?