Durante el largo invierno de 1999, la doctora Nielsen, única responsable del bienestar físico y mental del equipo de investigadores destinados en la base antártica, descubrió un bulto en su pecho. Comunicándose por correo electrónico con médicos de los Estados Unidos, se practicó una biopsia a sí misma, y en julio empezó un tratamiento de quimioterapia para poder sobrevivir hasta que las condiciones climáticas permitieran su rescate en el mes de octubre.