Los estorninos realizan unas danzas maravillosas en el cielo, forman dibujos con sus giros inesperados. Y lo hacen para protegerse de sus depredadores, para que no puedan atacarlos. Saben que si fuesen de uno en uno no sobrevivirían, pero al ir juntos, son más fuertes, se apoyan, se cuidan. Jan está a punto de cumplir la mayoría de edad y muy pronto abandonará el centro de acogida en el que ha pasado los últimos años de su vida. Ha tenido una infancia complicada y ha adoptado una actitud constante de enfado con el mundo. Pero se cruzará alguien en su camino que, en contra de su voluntad, le ayudará a convertirse en un estornino.