En una sociedad desarrollada, la educación de las habilidades lingüísticas de los ciudadanos resulta esencial. Estas facilitan la posibilidad de los individuos de intervenir en la vida social, relacionarse con los demás, expresar su propio pensamiento y sentirse realizados como personas. Por todo esto, es imprescindible que el alumno desde pequeño aprenda a leer, comprender y valorar los textos que estén a su alcance.