Ellas son las que hacen surgir la vida, y las que, después, la convierten en un escenario donde comparten espacio la dicha y el dolor, la ilusión y el desánimo, el amor y el desengaño. Ana, María, Carmen, Rebeca, Isabel, Gemma... y tantas otras que dan forma al mapa de los sentimientos con que se abre este libro. Ellas son las que dicen: El mundo está organizado para que hagas lo que hagas, siempre te arrepientas de algo, quien quiera poner a prueba la estabilidad y firmeza de una pareja sólo tiene que decidirse a construir una casa, si los hombres llevaran intermitentes, se solucionarían muchos problemas de tráfico sentimental, el amor eterno dura tres meses... y otras reflexiones similares, fruto de una experiencia sin igual en materia de penas y fracasos, pero también de momentos insuperables de placer.